“Yo quiero conocer las tierras del reggae… pasearme por París, llevar un
aro en la nariz…”
Como pasan los años, la vida sigue
corriendo a prisa… pero hoy me detuve, me planté fuertemente… y entendí tantas
cosas.
Me tirita el párpado, probablemente
nada que importe menos, sufro de vértigos… dos semanas de la última crisis de
pánico y siento que fallé.
Me había prometido a mí misma jamás
volver a sentirme así… ¿diez años? ¿Más menos?
Probablemente mis adentros, sean
los únicos que entiendan estos ciclos, dejé el psiquiatra por aquella promesa de
no dejarme vencer por los sentimientos, partí como caballo de carreras a
comerme el mundo, profesionalmente hablando.
Gracias a Dios he obtenido todo lo
que he planeado – No sabes lo que tienes, realmente no lo sabes – y hoy me
detuve, me planté fuertemente y entendí que, por ir rápida y abruptamente por
la vida me olvidé de tomarle el peso a las lágrimas y los procesos.
…Recordé, que mis papás se
separaron hace casi 3 años… pero, llore poco… llore casi nada. Le demostré al
mundo que había aprendido, que no me dolía, que yo estaba “grande” que después
de los 24 me había hecho cargo de mi vida que dar problemas al entorno era una
estupidez, y puse ese gran saco en mis hombros, haciendo cuenta que no existía.
Avancé, hice vista gorda… porque
ese día se vinieron abajo tantos sueños; esa utopía de mierda… donde ves: “la
casa, los niños y los abuelos felices con sus nietos”
Aprendí a amar en base a lo que vi
desde que era niña, no era el amor más sano del mundo, pero “era mi familia” y
después de casi tres años vengo a asumir que me duele mi familia, que me duelen
las separaciones, que me duele muy profundo calcular las distancias y revisar
quien puede o no puede estar en las ocasiones especiales; me duele ver a mi
papá solo y a mi mamá enferma…
… me duele el Alzheimer de mi
abuelita y no ser capaz de hacerme cargo de aquello… me duele mirarla y verla
tan perdida.
Hoy sé que me duele.
Me duelen tantas cosas que mi
cuerpo pasó la cuenta, reconocerlo es el primer paso. -Supongo-
No quiero volver al psiquiatra, ¿será
posible?
Intentaré no contarle a nadie más
como me siento, intentaré no comentar mis vértigos, mis cefaleas y miedos. Nunca
se sabe cuánto moleste al resto…
Hoy aprendí eso y me acorde de mi
papá… “Tus amigos, están aquí en la casa. Somos tu familia, nadie más… los
demás son conocidos”
Y escuché la canción del comienzo… “Yo quiero conocer, las tierras del reggae…
pasearme por París, llevar un aro en la nariz…”
Eso fue lo que me incitó a
escribir, no por mis ansias de viajar… sino porque cuando la escuchaba era niña
y tenía tantos sueños… esos sueños se han cumplido, pero no sé lo que tengo,
definitivamente no lo sabía hasta hoy.